El mapeo extensivo de suelos se realiza mediante un equipo de medida de conductividad eléctrica aparente del suelo en modo continuo. Se trata en este caso del equipo Q2800 del fabricante norteamericano Veris Technologies (Figura 1), que frente a otras opciones, es de un tamaño y peso reducidos por lo que puede arrastrase con un quad y maniobrar entre viñedos y árboles frutales, además de otros tipos de cultivos. El equipo dispone de tres pares de discos, uno activo o de emisión y dos de medida, que se clavan y ruedan por el suelo a una profundidad de entre 2 y 5 cm. La distancia entre los discos activos y los discos receptores determina la profundidad a la que se mide la conductividad eléctrica, ya que la corriente emitida por los discos activos tiene que crear un arco de mayor tamaño a medida que viaja a discos más separados. Con la configuración normal del equipo, la medida conductividad se realiza a 36 cm de profundidad, entre los discos activos y los interiores, y a 90 cm de profundidad utilizando los discos exteriores. Según las necesidades del estudio, los brazos que soportan los discos exteriores se pueden recoger, con lo que se obtiene únicamente la medida a 36 cm.
El proceso de mapeo de una parcela consiste en hacer pasadas consecutivas, generalmente paralelas, a lo largo de la zona de estudio, además de una pasada perimetral para mejorar la creación de mapas posterior. En el caso de cultivos como viñedos o frutales, las pasadas se realizan entre las calles con una separación de entre 10 y 15 m dependiendo del ancho de calle y de las necesidades de medida. Para cultivos sin calles delimitadas, la ruta a seguir se determina mediante navegación GPS incorporada en los equipos de medida, con el objetivo de conseguir recorridos uniformes. No obstante, no es necesario un recorrido demasiado preciso para conseguir unos mapas de calidad en la fase posterior, con lo que las irregularidades del terreno o los obstáculos no son determinantes para el proceso. A efectos prácticos, la velocidad de muestreo está en torno a las 5-7 ha/h, aunque puede oscilar en ambos sentidos dependiendo de las condiciones de trabajo concretas.
Durante la realización del muestreo se visualizan los datos capturados, por lo que se puede evitar o corregir fallos de mapeo, por ejemplo, realizando pasadas adicionales en aquellas zonas con una variabilidad mayor para obtener una resolución superior. El resultado final del muestreo son dos capas de puntos de conductividad georreferenciados, correspondientes a las profundidades de 36 y 90 cm.
Con esta información se obtienen dos mapas del suelo, a 36 cm (Figura 2) y a 90 cm (Figura 3), información que nos sirve para definir qué zonas de los suelos son iguales a nivel de monitorización o de manejo, es decir obtenemos una segmentación de la parcela en función del suelo (Figura 4).
Posteriormente, teniendo en cuenta los segmentos a estas dos profundidades se definen puntos de muestreo de suelo de forma que podamos caracterizar física-químicamente cada segmento. Esto supone frente a un muestreo convencional en cuadrícula o aleatorio, un ahorro en el número de muestras de suelo y una mejora de la representatividad de las mismas, ya que solo caracterizamos aquellos segmentos que son diferentes. Es decir este método consigue una mejor representatividad de los suelos estudiados, así como una notable reducción de los puntos de muestreo con el consiguiente ahorro económico. Estos puntos de muestreo son fijos en el tiempo.
2 Comentarios
Buen dia, sabes de alguien que preste el servicio de este tipo de mapeos?
Gracias
Hola Juan
En España, nosotros prestamos el servicio. En Argentina te respondo en privado con el contacto. Un saludo