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Combinamos ciencia, tecnología e innovación para brindarte una variedad de servicios personalizados, diseñados para transformar tus prácticas agrícolas y llevar tus cosechas al siguiente nivel de rendimiento y sostenibilidad.
Mediante el mapeo del suelo obtenemos la conductividad eléctrica aparente (CEap), que nos indica la textura, la estructura, la humedad y la salinidad del suelo a diferentes profundidades llegando hasta los 90 cm. Empleamos diferentes equipos, con y sin
contacto, dependiendo de las condiciones del terreno.
A partir de los mapas de conductividad eléctrica aparente y de texturas, segmentamos el suelo en diferentes categorías, para llevar a cabo un muestreo dirigido de suelo. Con un análisis de laboratorio de cada tipo de suelo, obtenemos indicadores de diferentes nutrientes y parámetros físico‐químicos: nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, calcio, sodio, pH, conductividad
eléctrica, materia orgánica y capacidad de intercambio catiónico, entre otros.
Trasladamos los resultados de los análisis de suelo al mapa de la parcela y obtenemos mapas de los diferentes nutrientes y parámetros, lo que permite establecer el estado actual de la parcela, la radiografía del suelo.
La productividad de un suelo no sólo viene determinada por los nutrientes o los parámetros físico‐químicos, sino que queda influenciada por la disponibilidad de agua. Por este motivo, analizamos el índice de vigor NDVI de la parcela de los últimos cinco años para obtener su potencial productivo.
Combinamos los mapas de nutrientes del suelo, el mapa de potencial productivo y las necesidades del cultivo, para generar un mapa de fertilización que especifica las unidades fertilizantes de cada zona de la parcela. Presentamos dos opciones, una de fertilización variable intraparcelaria en el caso de disponer de equipo de dosis variable, y otra de fertilización variable parcelaria. En ambos casos, especificamos la huella de carbono del cultivo incluyendo la fertilización propuesta.
Para cada explotación analizamos la combinación de fertilizantes que se ajusta mejor a las necesidades de fertilización, manteniendo al mismo tiempo un balance con el coste de la combinación.
Durante el crecimiento del cultivo supervisamos su evolución mediante imágenes de satélite, lo que nos permite ajustar el aporte de nitrógeno durante la cobertera.
Realizamos análisis de los fertilizantes para validar su adecuación a
las prescripciones propuestas.
En el caso de disponer de monitor de rendimiento durante la
cosecha, empleamos el mapa de rendimiento para validar y actualizar el balance de nutrientes del suelo de la siguiente campaña, retomando el paso 3. En ausencia de mapas de rendimiento se retoma el análisis dirigido de suelo del paso 2.
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